26-04-2010

Entrada elevada al cuadrado: Tori Amos y Marosa di Giorgio

"Sí, soy melómano"- dije.
"Ah, qué fome: si no sé la letra de una canción de un idioma que desconozco [pensé que quizás es sólo griego, porque el tonto al parecer es multi, poli-lingüe] no me siento bien"- replicó.

[¡Jajaja! Quizás anda con indigestión el güevón...]

"Yo sólo disfruto"- terminé.
El loquito se esfumó. Y yo, justo ahora, me preparo para escribir la letra de una canción que se hospedó en mi cabeza doblemente: la música y las voces de las Tories y Damian Rice, y sorpresivamente, la letra de la canción.
Cuando di con los parásitos, me causó efecto y afecto la letra en cuestión; era obvio: no podía no relacionarlo con mis queridos monstruos cerebrales. Al final, todo encasilló con mis áreas destrozadas, logrando atribuirle mis temores de terceros a ese parásito-terrorista robador de ilusiones. El parásito se queda, aunque haya sido una simple escapadita a lo rutinario: de ahí el cero avance.  

Bueno, la canción en cuestión es:

The Power of Orange Knickers

The power of orange knickers
The power of orange knickers
The power of orange knickers                                              
under my petty coat
The power of listening to what
you don't want me to know

Can somebody tell me now who is this terrorist?
Those girls that smile kindly then rip your life to pieces?
Can somebody tell me now am I alone with this,
this little pill in my hand and with this secret kiss
am I alone in this...?

A matter of complication
when you become a twist
for their latest drink
as they're transitioning

Can somebody tell me now who is this terrorist
this little pill in my hand that keeps the pain living
Can somebody tell me now a way out of this
that sacred pipe of red stone could blow me out of this kiss
am I alone in this...?

Shame shame time to leave me now
Shame shame you've had your fun
Shame shame for letting me think that I would be the one

Can somebody tell me now who is this terrorist
this little pill in my hand or this secret kiss
am I alone in this kiss
am I alone in this kiss?

...

El terrorista-parásito es muy potente. Creo que me ayudó a saber un poco más acerca de mi estado de inercia y mi cero capacidad de expresión en ciertas circunstancias.

(...)

Bueno, lo otro es simple: descubrí parentesco físico entre Marosa y Tori. Me sorprendí mucho cuando vi fotos y retratos de la poetiza... y es el mismo delirio, jojojojo!
Y al final ambas hablan bien parecido: se podría hacer una novela de los poemas de Marosa, lo mismo ocurriría con Tori (y no me refiero sólo al Scarlet's walk).

Aquí un poema de Marosa, el poema 4 de la sección- o poemario, no sé- Druida:

4

Cuando Cecilia tenía 12 años desapareció de la casa; y la madre y la abuela fueron por ella a través de los anchos campos de flores; y salió el padre también, con una pica al hombro, por si había que luchar con un monstruo. Y la buscábamos nosotras; yo me arrodillé junto a los tulipanes feroces, a las azucenas, y escudriñaba; pero, sólo vi avanzar las víboras de vientre de cristal, estirándose y arrollándose como dedos libidinosos. E interrogamos a los labradores, a los dueños de colmenas y los palomares: -Si habéis visto a Cecilia...
Y los hombres negros y las mujeres blancas decían que no. Y sólo por darnos gusto registraban entre panales y los pequeños castillos de las palomas.
Cuando Cecilia tenía doce años se fue de la casa; y como pasaron días y días y días, los hombres vistieron de duelo y ataron camelias blancas en el trineo, y las vecinas miraban hacia la casa y se persignaban.
Pero, una noche Cecilia volvió; furtivamente penetró en mi alcoba.
Yo me abalancé a besarle los menudos hombros, el pelo rojo como la miel. Ella:-Vengo del cielo. Me había ido con un ángel.
Y me murmuró que estaba grávida, que le dolía la cintura; me pedía que le hiciera un lugar en mi lecho. Yo obedecí; encendí una taza de porcelana:
-Cuéntame.
-No sé... Era como una glicina grande y ardiente. Una sombra cargada de uvas azules.
A través de la suave túnica le palpé el vientre henchido. Y:
-Duerme... No temas nada. Yo voy a ayudarte. No diré nada a la madre... Duerme... duerme.
Y ella me abrazó y se durmió llorando. Y al poco rato despertó llorando. Y la madre la oyó. Oí su paso inexorable de alcoba en alcoba. Y al llegar a la nuestra, entreabrió la puerta, se precipitó hacia Cecilia, la tomó de la trenza, alborozada, la iba a besar. Pero, Cecilia se aferró a mis brazos llorando y llorando. Y yo: -Amó a un hombre del cielo. Estuvo allá. Ahora va a tener un niño.
La madre quedó entonces erguida como una estatua. La miró durante un minuto. Y después, sólo le dijo: -Tienes que volver al cielo.

...

Sí, es sabido que a los ángeles les agradan las jovencitas.
Y acá las fotos del parecido. Marosa:




 

Sí, obvio: Tori es más linda, pero tienen un cierto grado de parentesco, ya casi simbólico, ya casi por el tono de sus cabellos, ya casi por todo.

"No hay que leer la letra de las canciones"- y me esfumé yo ahora.

02-04-2010

Mi Música (algunos fundamentos de su existencia)

Vi[vi]endo música (como siempre) por fin tuve lo que tanto esperé conseguir de mis artistas preferidos. Las conexiones de mi red neuronal se configuraron de tal manera que me di contra el suelo pensando en todos los años perdidos, que, si sumamos de Alanis a Billy serían alrededor de 14 o 15. Y ya cuando la vida se me detuvo cambié las vagas versiones por verdaderos encuentros repletos de sobreinterpretación y sines sentidos.

Y aquí va:

Creo que la señorita Morissette leyó a la señora Amos un día de tempestad miscelánea y se dio cuenta de la sed que le provocaba. Sus manos sudaron y obviamente que le duelen cada vez que empuña una guitarra eléctrica, toca flauta traversa, armónica o piano. El dolor de escribir también le hizo crecer esa protuberancia (física y social, por lo demás) del dedo índice de su mano derecha. "¡Qué escribe con sentimiento esta mujer!"- le dije yo el otro día.


Y tan sexy como siempre es que me acompaña en el velador de mi pieza, cantándome que está enferma pero que sigue- y seguirá- siendo hermosa. La espiritualidad que reina en tus artimañas.

Así entonces comenzó la gran revolución a cabellera suelta y desalmada. Pero siempre con ese dolor en las manos, y durmiendo con los brazos doblados y las manitas congeladas saliendo de la frazada, protegiéndote de los fantasmas y duendes que acosan las paredes de tu habitación. ¡Es que amas el frío!

Momentos de introspección y detenimiento te traicionan y de vez en cuando tienes que parar para respirar y sentirte única nuevamente. Y crear canciones como Knees of my Bees, Surrendering, Joining You, Tapes, Doth I Protest Too Much, entre todas las que le siguen. Bebí de vuestra leche para asegurarme los dientes y los huesos. Thank U.

Si Morissette me hizo beber, los James me ayudaron a tragarme esa leche, de vez en cuando natosa pero siempre deliciosa, de la canadiense. Recuerdo el auto y mi manía por buscar esas cancioncitas que sonaban en la FM Tiempo, y al adulto joven de mi padre que no se contenía ni siquiera por instantes ínfimos en preguntarme de quién cresta es esa canción. Y sí, claramente era Getting Away With It (all messed up), que en un pésimo inglés de mi parte guglié y me di contra el suelo al descubrir, además, Laid y Say Something.

Qué fome me está quedando todo esto con sólo rememorar.

Con la prodigiosa voz de Tim Booth me retorcí con Runaground, Building a Fire, Tomorrow, We're Going to Miss You, etcétera. Correr nunca se me había hecho tan agradable: correr y desaparecer al instante. Me configuré al margen de lo deseado y canté al unísono con el maestro.

James entonces me obligó a no atragantarme: a obligarme a recordar. Con Tim siempre nos sentábamos al final de la sala y nos reíamos de nuestros compañeros y compañeras alejados de la realidad y de los profesores monológicos y mojados de conocimientos literarios. Y cantábamos She's a Star de camino al metro.

Y no sólo James. Ni tampoco sólo Alanis. Al finalizar mi primer año de la universidad me encontré con una Morissette matizada de colorín y conchevino y que le cantaba al pene, a la vagina, a los romances de capó y al anticristo cocinando. ¡Tamaña impresión fue la que me quedó después de ese verano!

Claro, luego tuvimos más confianza y me contó que conocía a la canadiense desde hace un tiempo. "Ustedes escriben desde el mismo lugar"- le dije seguro. "Sí"- me respondió. No me rebatió: y yo que pensaba que me azotaría como a su piano.

Ahora sí que nos fuimos fuera del borde. Me enseñaste tu tintura y yo que no te creía nada, que sólo me reía. Me preguntabas de masturbación y de viajes. Me relajé y te conté de semen y penetraciones e idas y venidas. "Amos, eres como amor" [¡qué diálogo el de nosotros!]. "Sí, pero con unas cuantas cogidas de más"- me gritaste.

Siempre tan suplementaria. Agradezco a Shakira que haya programado A Sorta Fairytale. Aunque ya resonaba en mi cerebro Spark: esa ya la conocía. Posteriormente me vi nublado de Josephine, Mrs. Jesus, Carbon, China, Baker Baker, Digital Ghost, entre todas las demás.

Y sí, sigo sin entender cómo me dijiste que Tori era monótona, si con ella indagué las profundidades líquidas de mi córnea, si con ella- de la mano- viajé al punto impreciso de fricciones y entremetidas. No te entiendo. Y sí, te hablo a vos.

Gracias a Amos que conozco esa parte oscura. Lo mejor es entrar y salir sin siquiera despeinarse, y luego mirar al resto y senreírles como siempre. Hemos saboreado tanto y disfrutado de innumerable cantidad de lugares. Miramos al creador y bailamos a su alrededor.

Y junto a tanta aventurilla que repito todos los días en el lugar que sea, se nos unió la experiencia. Creo que era necesario una voz llena de sudor y temblor. El señor Joel apareció navegando en sueños religiosos de un mundo personal mejor y más hospilatario.

El ser subversivo mirando a lo alto la destrucción es propio de Billy. El tratar al piano con amor, sonrisas, pero trastornado de sentimientos es de Joel: es que alejar el contexto de producción es imposible.

Me motivaste a darle una vuelta más. Y con The River of Dreams, Vienna, Rosalinda's Eyes, The Longest Time, Shameless, Allentown, entre muchas otras, nos dirijimos sin mirar a los lados al punto exacto. Volví al centro.

Nos das la espalda pero nos regalas el cielo. Y sí, te agarré entero. La fragilidad de las experiencias amorosas son el sentido de cómo tocas al negro y al blanco. Gracias al señor Joel es que puedo ser revoltoso sin ensuciarme. ¡Recordad, mister Joel, cuando le cantábamos a las mujeres que pasaban por entre los reflejos de la ventana!

...

Ahora que le di, podré justificar mis andanzas. A Alanis Morissette, James, Tori Amos y Billy Joel: la culpa es de vosotros. Gracias.