18-12-2006

Inyectivo


Comenzó de nuevo.
Es una plaga, es mi plaga. Ya nadie sabe lo que es, quizás es algo nuevo que aún no se ha descubierto, o tal vez sea el principio de lo más horroroso y devastador que le pueda ocurrir a un ser humano.
Pasando revista a lo que he vivido, tropiezo con mi infancia, y mi juventud, ya de paso a la adultez. En mi infancia era la mente lo que me turbaba, lo que no me dejaba disfrutar de un cumpleaños o de una noche de celebración y fiesta; y lo que me trituraba las manos de dolor, por el simple y llano hecho de pensar. "El problema tuyo es que piensas mucho", me decía mi mejor amigo, cuando le comunicaba mi interior. Logré vivir así, e incluso puedo aseverar que se detuvo un poco el dolor, mas siempre estuvo ahí, latente.
Ya en la segunda etapa, los motivos se hicieron más serios, y aunque- a estas alturas crea a veces que la mente es más fuerte que la carne-, sin duda lo físico, el placer y el sometimiento tentacional, aumentaban la probabilidad. Mi segunda relación sexual y sin condón. Tonto, ingenuo y demasiado excitable.
Lo único concreto es que ahora me encuentro aquí, parado fuera del consultorio de Macul, esperando a que abran, y ya habiéndome fumado el último cigarro de los ocho que me quedaban, y siendo apenas las 8:05 de la mañana. Espero a que pronto me digan sí, o me digan no.
Caminé por el pasillo hacia el mesón de la secretaria. El típico olor a consultorio frenó mis movimientos. Desperté recostado en una camilla y sin la gruesa chaqueta negra con la cual habría ingresado. Tiré un vaso, y quise pararme, pero no pude, o bueno, más bien me lo impidieron. Una señora gorda y con lentes, me miraba atentamente; sus ojos parecían salirse, y emanaban olor a rosas y clavel. Estaba sentada frente a mí. De pronto se levanta, y con voz chillona me dice:
-Dése vuelta por favor.
Yo no entendía nada. Mientras pronunciaba esas palabras, su boca se abrió como quien abre un baúl en desuso, y cuyas bisagras estaban completamente deterioradas. Era como si fuese la primera vez que emitía palabra alguna.
Me di vuelta. Comienza a bajarme los pantalones, y me dice que me tomará la temperatura. Rápidamente le agarro su muñeca, y le digo, mirándola como pidiendo auxilio, que es mejor que me la tome por el brazo. Con rabia y nerviosismo me siento en la camilla y dejo que meta su regordeta mano por mi torso, y me coloque el metal helado debajo de mi axila. Se vuelve a sentar.
Se levanta al cabo de seis minutos exactos, exactos digo, ya que no podía despegar mis ojos del reloj de escritorio que posaba al lado del codo de la gorda. Me dice:
-Levante el brazo joven.
Su voz cambió completamente, a una voz melodiosa y encantadora. Su boca parecía haber saboreado el alimento más exquisito. Ya no olía a flor, olía a mujer. Sus ojos me miraban como quien mira a su hijo recién nacido luego de parir. Con sus manos suaves, y su delicado trato, amablemente me quita el termómetro de mi axila (que se encontraba toda sudada), y me dice, con una gran sonrisa en el rostro:
-Todo está bien, fue un simple mareo.
La miré y fue como si ella, con su infinita hermosura y bondad, me hubiera quitado todo. Ya no me acordaba de nada, ya nada me perturbaba. Sólo tenía ojos, mente y corazón para la enfermera.
Ese cuerpo gordo y flácido, se convirtió en el más perfecto y sublime que haya visto jamás. Le besé sus manos finas. Le saqué lentamente la ropa. Ya eran las 8 de la noche, y pese al valor de la entrada, la cama era grande y acogedora. Era increíble, pero ella sabía lo que me gustaba. Toqué sus formados pechos, lamí sus pezones, y viaje por los rincones más ocultos de su cuerpo. Ella me acarició, y me hizo sentir tan intensamente, que dudo que conoceré a otra mujer como aquella. Esa noche hicimos el amor tres veces; y me porté como cual adolescente enamorado se complace al saberse correspondido. La hice mía y ella me hizo suyo.
La 8:15 y desperté sentado en un banco fuera del consultorio, con un papel en una mano, y en la otra con la cajetilla de cigarros vacía. El papel decía: "Certificamos que el señor: Manuel Garrido Salas, tiene gonorrea".
Por mí, Ricardo.

17-12-2006

"Pleased To Meet You" - James


La canción "Getting Away With It... (all messed up)", es del disco "Pleased To Meet You" de James, año 2001. Lo curioso de la portada es que se juntaron parte de los rostros de los integrantes del grupo, y se creó esa "cara nueva". Mmmm... interesante, bastante interesante.
Otros discos de James son:
- Laid
- The Best Of James
- Seven
- Millionaires

16-12-2006

Getting Away With It (all messed up)

Un comienzo suave, melancólico. Una de las canciones más bellas y encantadoras que he escuchado a lo largo de mi existencia, y que mi melomanía a aceptado como tal. Con la más excitante y estremecedora entrada de violín en el último coro, y con la prodigiosa voz de Tim Booth. Del disco "Pleased to meet you" del año 2002. Para mí una de las mejores.

"Are you aching for the blade that's o.k. were insured
are you aching for the grave that's o.k. were insured
Were getting away with it
all messed up
getting away with it
all messed up that's the living
Daniel's saving grace, she's out in deep water hope he's a good swimmer
Daniel plays his ace, deep inside his temple he knows how to surf her
Were getting away with it
all messed up
getting away with it
all messed up that's the living
Daniel drinks his weight, drinks like richard burton, dance like john travolta, now.
Daniel's saving grace, he was all but drowning now they live like dolphins
Getting away with it
all messed up
getting away with it
all messed up that's the living
getting away with it... getting away with it... getting away with it
that's the living... that's the living."
Con aprecio, para una persona que, por circunstancias fortuitas, conocí. Ha sido el único capaz de hablarme de James y de esta canción en particular. Para Jaime Epul.