31-01-2010

El límite: Pandora

 
El otro día vi Avatar.
Aunque no se ve en todos los cines del Gran Santiago, aunque el metro estaba lleno, aunque me enojé un poco, aunque la entrada era cara, aunque la película no terminaba nunca, aunque se me revolvió la guata… ¡qué importa!: ¡qué diferente es el resumen del día cuando una grata y más que apreciada compañía te enclaustra!

Y Avatar no me gustó. El final: fome. Y no se puede sostener sólo en los efectos. La trama me aburrió. Y te pusiste a roncar.

Además tuve que re-construirme una vez finalizada la cinta: era un cuerpo sin movimiento: dos horas y media no pasan en vano.



¡Pero me robé los lentes! Y eran apenas de mica, plop!