29-05-2011

Memorias para subir el ego

Ordenando, hace algunas horas, encontré un papel de aquellos. Y justo ahora se me volvió extremadamente necesario el dibujar, para luego fortalecer, mi autoestima ya bastante demacrada. Esta semana fue la cúspide de la insatisfacción personal e individual, así que un tantito de amor propio no vendría para nada mal. Por supuesto, un "amor propio" generado por los demás y no por mi maltrecho pensamiento de trabajador de la clase obrera.

Resulta que el 2009, cuando mi vocación se había esfumado y sólo quedaban rastrojos de mi amor por la literatura, asistí a algunas clases del magíster en Género y Cultura, de la Universidad de Chile. El curso fue sugerido por mi querida profesora y activista social, Kemy Oyarzún, con el objetivo de que nos ayudara, a mí y a mis compañeros de seminario de grado, con la escritura de nuestras tesis. El curso se llamaba "Escritura y Género" y era dictado por los profesores Soledad Falabella y Rodrigo Marilef.

Las clases dictadas por dichos profesores y las palabras que me dirigieron ambos, una vez que supieron el deforme objeto de mi tesis, fueron de mucha ayuda. Lamentablemente, producto de mi incompatibilidad entre mi tiempo disponible y mis obligaciones, no pude finalizar el año en el curso, no obstante, fue de gran auxilio para la escritura en en-sayos de mi tesis. 

Bueno, la cosa es que en ese curso, hubo una actividad que se relacionaba con la lectura de la introducción de la obra "Cuerpos que importan" de la teórica, Judith Butler (no leer wikipedia en español: ¡¡aberración!!). Además de leer el texto había que realizar una extrapolación del modo de escribir de la americana y traspasarlo a algún capítulo de nuestras tesis. La idea era capturar la esencia escritural de Butler. Claramente, una idea muy difícil de llevar a papel, debido a la gran fuerza y magnetismo de la feminista, pero sin dudarlo, un ejercicio divertido y bastante útil, por lo demás.

Luego de dicha intervención, cada uno de los textos realizados eran entregados a otro compañero o compañera para que lo leyera e hiciera acotaciones de los discursos, en base a una pauta confeccionada por los profesores. Recuerdo que tuve que editar- así le llamaban a la actividad- el texto de una compañera que realizaba su tesis de magíster en base a los escritos entre Gabriela Mistral y Doris Dana. Mi texto lo editó Lorena Salas, una compañera bastante simpática recuerdo, licenciada en Lengua y Literatura Inglesa, de la misma Chile. 

Le pido permiso a Lorena para publicar sus palabras. La verdad es que no les había tomado el peso que tienen: son muy bellas y reconfortantes. Mi texto, que fue lo primero que confeccioné para mi tesis de pregrado, se basaba en el voyerismo en el cine. De hecho, fue la base del cuarto capítulo de mi tesis. Y aquí va lo que Lorena escribió acerca de la lectura de mi escrito:

"Disfruté mucho la manera en que Ricardo se involucraba en su texto y en su trabajo. Su texto se constituye casi desde una confesión. Él mismo era un cuerpo muy vicioso de miradas, que desde su propia experiencia describe. Su texto resulta complejo pero cercano, al darnos la opción de verlo - en cuerpo, ojos y mente - dibujado en la trama del papel, muy a pesar de su propio pudor. Resulta interesante internarse en su viaje que va desde su propio cuerpo pudoroso, al del voyerista entusiasmado de ojos libres. Profundamente encantado por los Freaks se enfrasca en su mirar hasta asimilar su propio exceso observador como un cuerpo anómalo en la escena".

El tremendo ni que rodeo para presentar la sustancia de mi entrada: el texto en negrita. ¡Gracias, Lorena!

Sinceramente, entre tanto pecado existente, fue un cáliz de néctar para mis obsesiones dolorosas.

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